“Me parece que debemos proponer una visión para cada ciudad e intentar conducirlas en esa dirección”
por Margarita Amaya T.
¿Cómo interpreta que el Presidente Gabriel Boric escogiera a un académico para ser Ministro de Transporte y Telecomunicaciones? ¿Hay alguna señal detrás de esta definición?
Considero que es una potente muestra de respaldo al trabajo que la ingeniería de transporte hace desde la academia. Y creo que esto trasciende al mundo universitario. Dos de los últimos tres ministros y dos de los últimos tres subsecretarios son miembros de SOCHITRAN. Esta es una señal muy contundente respecto del rol que esta Sociedad puede jugar. Pienso que deberíamos tener esto en mente cuando en SOCHITRAN reflexionamos respecto del futuro del transporte en nuestro país. Chile necesita seguir desarrollando políticas públicas basadas en evidencia y que han pasado por una sana discusión multidisciplinaria. Son diálogos que importan y que van construyendo nuestra política pública. SOCHITRAN debiera gatillar y protagonizar esos espacios de conversación y debate.
Pasando inmediatamente al sector Transporte, ¿cuáles son los cambios que quiere impulsar? ¿cuál será el sello de su gestión?
Los sellos son múltiples. Un elemento transversal es el foco en el transporte regional. La brecha entre el transporte colectivo en Santiago y el del resto de las ciudades del país es elocuente. Así, pondremos foco en regiones para mejorar la movilidad y accesibilidad de sus habitantes. Es importante reconocer que, en esas ciudades, al ser más pequeñas, hay buenas oportunidades para que un mejor transporte colectivo genere un impacto relevante. Sin embargo, esto exige avanzar en su regulación. La evolución de nuestros sistemas de transporte público regional hacia mejores condiciones de calidad de servicio a los usuarios solo se alcanzará bajo marcos regulatorios que lo exijan. Esto es indiscutible por lo que parece un imperativo continuar moviéndonos en esa dirección.
Una vez establecidos estos marcos podremos invertir no solo en infraestructura que permita un tránsito segregado de los automóviles y mejorar el material rodante que presenta un gran rezago, sino también exigir y fiscalizar condiciones de operación como frecuencias, tarifas, trazados y horarios de operación. Adicionalmente, las ciudades de regiones deberían contar con cada vez más buses eléctricos que han mostrado mejorar el estándar de servicio y contribuyen a los compromisos de carbono neutralidad. También se fomentará el transporte no motorizado. Subirse a una bicicleta para un viaje de pocos kilómetros es mucho más atractivo que para un viaje de más de diez. Así, en regiones tenemos un gran desafío y una tremenda oportunidad de cambiar la trayectoria urbana hacia una de mayor sustentabilidad.
Otro ámbito importante de trabajo es dar una mayor relevancia a las políticas de seguridad vial. Cada año mueren aproximadamente 2.000 personas (las estadísticas solo informan quienes mueren inmediatamente después de un siniestro). Estas cifras llevan décadas estancadas. A modo comparativo, España que tiene una población de 47 millones de habitantes solo sufre de 1.200 muertes al año. Es decir, las muertes en siniestros viales por habitante en Chile son más de cuatro veces las de España. Este es un tema que hemos postergado y que debemos abordar con fuerza. Esperamos muy pronto aprobar la ley CATI y empezar a trabajar en una propuesta que convierta nuestra CONASET en una Agencia con más facultades y recursos.
Un proyecto muy relevante que no puede quedar atrás es el desarrollo de la Red Logística de la Macrozona Central. El país requiere del desarrollo del Puerto Exterior en San Antonio, que debe ir acompañado de un ferrocarril a Santiago que permita una distribución expedita de la carga que el puerto recibirá. Una dimensión adicional de este desafío es conseguir que el proyecto sea compatible con el desarrollo sostenible de la zona, lo que involucra su dimensión ambiental que ha recibido observaciones en las que estamos trabajando. Espero que al final de este gobierno, hayamos logrado reimpulsar este proyecto asegurando un desarrollo armónico con su entorno ambiental.
¿Qué elemento destaca de la gestión anterior?
La gestión anterior sacó adelante la licitación de un tercio del sistema Transantiago con una apuesta muy audaz, la de separar la provisión de flota de la de operarla. La licitación está adjudicada y a nuestra gestión le corresponderá implementarla. Es un modelo que si bien se justifica pues busca evitar que el Estado quede capturado por un operador que no ofrezca un buen servicio, tiene varios aspectos que merecen discutirse aún, revisar cómo incluirlos en los contratos y evaluar su desempeño una vez que estos contratos estén en marcha. Un ámbito que es un sello de la administración anterior es la llegada de cientos de buses eléctricos a Santiago. Esto es muy bienvenido por los usuarios, pues la calidad de los buses es una de las dimensiones más resistidas del sistema. También destaco que se continuó avanzando en el desarrollo de la red de Metro, comprometiendo nuevas líneas para los próximos años.
Lo hemos visto en redes sociales trabajando codo a codo con ministros de carteras relacionadas… ¿qué desafíos multisectoriales impulsará desde su cartera?
La movilidad urbana está haciendo crisis producto de los grandes aumentos en la tasa de motorización con que estamos saliendo de esta pandemia. Esto lo vemos prácticamente en cada ciudad del país. Cuando esto ocurre, la intuición es poner el foco en el sistema de transporte. Cómo mejorar las velocidades y la capacidad para así mejorar el nivel de servicio. Sin embargo, un elemento que tendemos a ignorar es que la movilidad urbana responde a cómo la ciudad está estructurada. Y en las últimas décadas considero que hemos renunciado a la responsabilidad de conducir su evolución. Nuestras ciudades evolucionan al ritmo de las iniciativas de desarrolladores inmobiliarios, y no a una propuesta o visión que dé sustentabilidad, eficiencia, equidad y en definitiva calidad de vida a sus habitantes. La autoridad demasiadas veces busca tratar de arreglar la ciudad insustentable que ve, y no de conducirla hacia una visión sustentable. Me parece que debemos proponer una visión para cada ciudad e intentar conducirlas en esa dirección.
Para generar esta visión y para actuar en concordancia primero debemos trabajar multisectorialmente. Esto exige que haya gran alineamiento entre los Ministerios que intervenimos o influimos en el desarrollo urbano. Es por eso que tenemos un diálogo ya estructurado con Vivienda y Urbanismo, Obras Públicas, Bienes Nacionales y Medioambiente. Espero que de este esfuerzo surjan proyectos y acciones que aborden las ciudades integralmente y que sean por lo tanto más efectivos.
Otras carencias en la planificación es la fragmentación territorial que en el caso de la Región Metropolitana toma su máxima expresión por la gran cantidad de comunas. Así, la planificación urbana debe vencer esta fragmentación, para lo cual el rol del recientemente electo Gobernador resulta clave. Este esfuerzo debe incluir por supuesto también a alcaldes y organizaciones de la sociedad civil.
Finalmente, una tercera dimensión de la fragmentación es a nivel modal. Mientras DTPM gestiona los buses, Metro y EFE mueven sus trenes con poca coordinación con las demás agencias, UOCT vela por los semáforos, MOP interviene con autopistas urbanas, y las ciclovías quedan en manos de los municipios que las construyen con lógica comunal y en la medida que cuenten con los recursos necesarios. En este periodo, queremos terminar con esta lógica fragmentada entregando a DTPM el rol de aunar estos esfuerzos y estructurar una agencia que emule lo que Londres logró con “Transport for London”. Este es un esfuerzo que debemos trabajar con cautela, pero también con total decisión.
Como integrante de SOCHITRAN, pero ahora desde el rol de Ministro, ¿en qué aspecto le gustaría ver más activa a la Sociedad?
SOCHITRAN es una sociedad a la que pertenezco desde hace ya casi dos décadas y que siento muy mía. Ha jugado un rol muy importante en generar consensos muy amplios entre sus miembros respecto de temas de movilidad. Ese gran nivel de coincidencia y consenso ha sido transmitido desde sus miembros hacia la sociedad chilena. Pienso que eso ha permitido ordenar discursos y acciones pues desde el lado técnico son pocos los díscolos cuya propuesta escape a lo que el grueso de los profesionales del sector propone. El principal foco en temas urbanos ha sido fomentar el transporte colectivo en que desde los miembros de SOCHITRAN se han desarrollado no solo diagnósticos, sino también indicadores y propuestas. Me preocupa que SOCHITRAN sea capaz de levantar la mirada y no solo abordar ese diagnóstico que nuestros sistemas de transporte presentan. Me gustaría que fuese capaz de soñar un poco más como nuestros sistemas podrían ser. Por décadas la ingeniería de transporte minimizó el rol que los ciclistas podrían jugar en una ciudad “con demasiada pendiente”, “en que llueve demasiado” o “con viajes demasiado largos”. Y así, descartamos una y otra vez generar las facilidades para que los viajes en bicicleta ocurrieran. Y los ciclistas nos mostraron lo equivocados que estábamos. Surgieron miles de viajes en bicicleta a pesar de esa infraestructura ausente. Y ahora el clamor es cómo dar respuesta de buena forma a esos viajes. Ojalá SOCHITRAN pudiera iluminar no sólo el camino de cómo mejorar esos viajes que vemos, sino también proponer trayectorias difíciles pero fundamentales para esa ciudad sustentable que debe emerger, y que las generaciones futuras urgentemente requieren.