Tener buses eléctricos que cuentan con cargadores de celular, pantallas informativas y aire acondicionado para que recorran vías como a Alameda o Vicuña Mackenna, es la propuesta que tiene el Ministerio de Transportes para la renovación de flota del Transantiago.
De acuerdo con el cronograma, se deben renovar 600 buses de Subus y más de 700 de Alsacia, lo que abre la oportunidad para el recambio y la compra de una flota completamente nueva.
“Buscamos que las personas noten los cambios que estamos trabajando en el más breve plazo”, dijo la ministra Gloria Hutt.
El proceso cuenta con dos etapas: una que busca reemplazar los buses que se encuentran al límite de su vida útil, y la otra que será parte del “Nuevo Transantiago” y que consiste en la entrega de la licitación que está en diseño. El plan es incorporar buses Euro V o Euro VI, junto con los eléctricos que recorrerán dichos ejes estructurales.
Los que ya circulan
Entre las empresas que tienen vehículos de estas características se cuentan Buses Vule y Metbus. Esta última posee desde noviembre dos buses eléctricos de la marca china BYD en el recorrido 516, que alcanza ocho comunas: Maipú, Pudahuel, Lo Prado, Estación Central, Santiago, Ñuñoa, Peñalolén y Providencia.
“Teníamos dudas con la autonomía, pero ha funcionado bien. Podemos dar cuatro vueltas diarias con cada uno de los buses y no han dado problemas mecánicos importantes”, afirmó Humberto Franchini, gerente de Operaciones de Metbus.
Se trata de máquinas que, por ejemplo, tienen 30 asientos acolchados y una capacidad para 81 pasajeros. En cuanto a su operación, la carga copleta tiene un costo de $19.500 y se puede extender por entre 3 y 4 horas adicionales, lo que permite una autonomía de 250 km.
Expectativas
Los analistas coinciden en que aumentar el número de buses eléctricos también podría resultar beneficioso por el menor impacto que tienen en el medio ambiente.
Rodrigo Martin, experto en transporte urbano de la U. de Santiago, sostuvo que “tener más buses eléctricos es una ventaja para la ciudad, ya que son más baratos de operar que los tradicionales y más amistosos para los usuarios”.
Franco Basso, académico de Ingeniería de la U. Diego Portales, dijo que “sería interesante que estén dentro de un mismo servicio para monitorear un antes y un después en cuanto a la eficiencia energética”.
Añadió que será importante la selección de los modelos. “Eso se debe hacer considerando la operación de Santiago, cómo conducen los choferes, cómo es la geometría de la ruta, las pendientes, la autonomía necesaria. Se debe escoger en base al servicio donde se van a utilizar”.
Para el investigador Alejandro Tiranchini, del Departamento de Ingeniería Civil de la U. de Chile, aunque es positivo aumentar estas máquinas, la propuesta podría ser riesgosa si se busca instalarlas en rutas estructurales.
“Si quieres que te duren la mayor cantidad de tiempo posible, pero quieres tenerlos en ejes de alta demanda, no creo que sea una buena idea”, dijo.
Agregó que “se necesita traer unos pocos para ver cómo funcionan en Santiago, la real autonomía que tienen, lo que no es tan arriesgado como ponerlos en calles concurridas”.