Partiendo de las reflexiones que aparecen en el documento Desafíos del Sector Transporte, en su capítulo 5 acerca de la Reforma Institucional, me ha parecido pertinente comentar el estado del sector en dicho tema. En efecto, una pregunta relevante es: ¿Cuánto hemos avanzado respecto a que la toma de decisiones en temas de infraestructura debería ser apoyada desde unidades técnicas externas a los agentes ejecutores? Siguiendo el espíritu del documento de SOCHITRAN y una columna publicada recientemente en un medio nacional, ¿qué tan cerca o lejos estamos de la planificación inter-sectorial?
En particular, quisiera centrarme en algo tan básico, pero al mismo tiempo central, como dónde alojar las unidades técnicas de planificación dentro de la estructura del Estado, ya sea a nivel regional o nacional. Este asunto es clave a la hora de evitar la contaminación cruzada de la planificación de largo plazo con el deseo cortoplacista de ejecutar proyectos. Esto se traduce en que quien aporte los estudios de planificación no puede estar a un mismo nivel jerárquico en el proceso de toma de decisiones que quienes ejecutarán los proyectos evaluados, o este agente planificador no puede estar instalado en un ministerio que no tiene mayor jerarquía institucional que otros ministerios que por esencia sean ejecutores, salvo haya un cambio profundo en la estructura del Estado y las prerrogativas de sus diferencias agencias. Si realmente creemos en la planificación, como un instrumento guía de nuestro desarrollo, entonces necesitamos unidades de planificación intersectoriales fuera de los ministerios sectoralistas y de las agencias ejecutoras u operativas. Caso contrario, se genera el incentivo a no planificar, enfocando los recursos sólo a la ejecución de iniciativas, lo que es más visible desde la ciudadanía.
Además, así como el gobierno central debiera contar con una unidad de planificación potente en temas de inversión en transporte no vinculada a los organismos ejecutores y operadores, para abordar aquellos problemas que son de índole nacional, intersectorial e interregional, es de esperar que los gobiernos regionales cuenten con unidades técnicas similares que les permitan sustentar las inversiones regionales con visión de largo plazo. Este es un tema particularmente sensible en el caso chileno, dados los recursos que estarán disponibles en regiones a partir de los llamados fondos espejo del subsidio al Transantiago. En relación a esto, surge el cuestionamiento a esta propuesta descentralizadora, indudablemente necesaria en un horizonte de mayor plazo, considerando la disparidad en tamaño y complejidad de las regiones, y la inexistencia efectiva en el país de la masa crítica suficiente que pueda ser alojada en cada una de las 15 unidades territoriales actuales. Manteniendo el precepto de que las unidades de planificación deben estar ubicadas fuera de los ministerios ejecutores, parece deseable pensar en unidades que sirvan simultáneamente más de una región, permitiendo de paso abordar problemas interregionales, más que el esquema de unidades con asiento en cada región.
Las señales en el sector muestran que el camino trazado está orientado a descentralizar el proceso de planificación, en unidades que no necesariamente contarán con un volumen de técnicos suficiente para abordar los problemas propios del transporte, y que dependerían de agencias que no poseen una jerarquía mayor que aquellas inminentemente ejecutoras, derivando en unidades de planificación que podrían estar básicamente a merced de ejecutores de proyectos.
Material extra
Planificación a nivel local
http://trb.metapress.com/content/n40266x3k078804l/?genre=article&id=doi%3a10.3141%2f2119-13
Dependencia, organización y decisiones
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1540-5907.2009.00391.x/abstract;jsessionid=EFB23BFBE10FCE97236226B1F58FD915.f02t01