Entrevista a Rodrigo Fernández, Profesor Titular de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes y Director de Sochitran.
Por Marisol Grisanti, Dirección de Comunicación de la Universidad de los Andes.
Según un estudio realizado por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes mostró que el 87% de los chilenos afirma que una deficiente calidad del transporte público es un maltrato a la dignidad de los usuarios, revelando que las principales preocupaciones percibidas por la población chilena son la inseguridad y la baja frecuencia de los recorridos.
El estudio analiza una muestra de 1.221 personas desde Arica hasta Punta Arenas, hombres y mujeres entre 18 y más de 55 años, de los cinco grupos socioeconómicos (A a E). Encontró que el 62% de los encuestados está muy de acuerdo, así como el 25% está de acuerdo con el enunciado: “Una deficiente calidad del transporte público es un maltrato a la dignidad de los usuarios”. Esto afecta especialmente a las personas de 55 años hacia arriba, quienes se manifiestan en un 91% muy de acuerdo y de acuerdo con esta percepción.
La baja frecuencia del transporte público es una de las causas que llevan al descontento con este servicio, donde un 37% de la población asegura que es uno de los principales problemas, junto con la inseguridad (35%) y la falta de limpieza (9%). A las mujeres y a los mayores de 55 años, al igual que a los grupos socioeconómicos D y E, lo que más les afecta es la inseguridad.
“Ir apretado en la micro o metro es percibido como poco digno. Mejorando este aspecto y aumentando la seguridad y frecuencia de los recorridos, se puede recuperar la percepción de dignidad en los usuarios”, explica Rodrigo Fernández, PhD in Trasport Studies de la University of London.
Respecto de la apreciación de los paraderos, refugios y zonas donde se espera la locomoción colectiva, un 43% de los chilenos cree que son de calidad regular y un 22% los califica de mala calidad. Rodrigo Fernández detalla que “para mejorar el transporte público no sólo se debe aumentar la frecuencia del servicio, lo que requiere una mayor flota de buses. Esto debería ser complementado con paraderos atractivos, que incluyan lugares de espera amplios, asientos cómodos, información legible e inteligible, iluminación y protección del clima”.
De la población total, un 48% de los estudiantes del país utiliza el transporte público, además de un 55% del grupo socioeconómico de menores ingresos. Se observa también que, a medida que aumenta el grupo socioeconómico, disminuye proporcionalmente el uso del transporte público, ratificando la hipótesis que se tenía al respecto.
Con respecto al metro y trenes de cercanía, “para evitar el hacinamiento en los coches también se requiere mayor frecuencia. Por dar un ejemplo, en horas punta el Metro podría operar con frecuencias de dos minutos y de 15 minutos para los trenes de cercanía, como el Metrotrén o el Biotrén. Esto también requiere más trenes. El problema es que cada coche vale un millón de dólares, implicando que cada tren cueste unos 10 millones de dólares”. En el caso de los buses suburbanos que sirven a las ciudades dormitorio de Santiago como Talagante, Colina, Buin – al igual que en las otras regiones – “es necesario renovar la flota, regular su funcionamiento y definir su tarifa. En Santiago estos servicios operan fuera del perímetro controlado por la Dirección de Transporte Público Metropolitano, lo cual ocasiona problemas de seguridad, comodidad y falta de servicios”, detalla el experto en transportes de la UANDES.