Los primeros buses eléctricos que comenzaron a operar en nuestro país, hace unas semanas cumplieron 5 años rodando por las calles de Santiago. Esta fecha, sin lugar a duda, marca un hito en la historia del transporte y del sistema de buses de Santiago.
Actualmente, el sistema posee 916 buses eléctricos circulando. Con la implementación de los nuevos contratos de vías y de suministro de buses durante el próximo año con incorporación progresiva, en junio 2023 se sumarán 992 buses más, totalizando así 1.908 unidades en las calles de Santiago. Esto equivale a casi un tercio de la flota del sistema.
De manera sostenida, a lo largo de los años y sin interrupciones, nuestro sistema de transporte ha logrado incorporar buses cero emisiones.
El sistema cuenta actualmente con 9 electroterminales. Con el inicio de operación de los nuevos contratos, a mediados de 2023 contaremos con 22 recintos con infraestructura de carga eléctrica. En particular, Santiago cuenta con uno de los recintos con mayor potencia instalada fuera de China, con 8.800 MW en la comuna de Maipú, albergando una flota de 250 buses operados por la empresa STP.
Estudios internos han permitido calcular los beneficios medioambientales de la operación de los buses eléctricos. Hasta este año, en comparación con una flota diésel, se ha ahorrado la emisión de más de 218 mil toneladas de CO2. Por otra parte, la percepción de ruidos emitidos por los buses es de un 60% menor para los usuarios y de un 75% menos para las y los conductoras/es, recorriendo a la fecha 128.000.000 de kms, y más de 282 millones de validaciones bip!
Lo anterior es reafirmado además en diferentes análisis de percepción de calidad de servicio del sistema, en los cuales se ha observado de manera constante que los buses eléctricos poseen una nota de evaluación de 0,5 a 1,0 más alta que los buses diésel, llegando a notas sobre 6,0 de manera sostenida.
Complementando los puntos anteriores, no solamente para los usuarios del sistema la percepción ha mejorado, sino también para las y los conductores y las y los trabajadores de las áreas de mantenimiento de las empresas operadoras del sistema. Naturalmente, los buses eléctricos no utilizan combustibles fósiles, disminuyendo los efectos en la manipulación de partes físicas y motor de los buses que aquello conlleva. Se ha recibido constantes mensajes de agradecimiento de parte de las y los trabajadores en relación con los efectos de acceder al interior del corazón de los buses sin ensuciarse mayormente las manos.
¿Pero cómo fue que llegamos a este punto? Lo más importante es que no fue casualidad. Compromiso del Estado, creación de visión país del impacto y beneficios de la electromovilidad más la voluntad de nuestras autoridades, además de la creación de una estructura contractual que permite y fomenta la renovación y adquisición de nuevos buses, fueron puntos clave y sentaron los cimientos para el camino que hemos recorrido como país en este aspecto.
Por una parte, en el año 2016 se creó la figura de los contratos de provisión de flota y bienes afectos a la concesión. Esta herramienta administrativa permite, a los distintos operadores, adquirir buses, mediante previa aprobación y análisis del Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones. Bajo este sistema, las compañías comienzan a pagar los buses y al término de su contrato de concesión, los buses pasan a manos del siguiente operador que obtenga dicha unidad de negocio, continuando a la vez con el pago de las cuotas de flota. En otras palabras, el Ministerio y el Sistema pasan a resguardar el proceso de adquisición de los buses, no recayendo totalmente en la práctica el riesgo de compra de buses nuevos en el operador. Además, durante el año 2019 se creó el nuevo modelo de suministro de buses, como parte de la nueva licitación de vías y suministro, en el que la operación y quien provee los buses, contractualmente hablando, se disgrega. Este proceso licitatorio además creó incentivos tales que, si los Operadores de buses ofertaban más buses eléctricos, podrían obtener una concesión de más años. De esta forma, las empresas operadoras adquieren la flota a través de los suministradores de buses, quienes a su vez exigen pautas de mantenimiento a los Operadores que permitan mantener las prestaciones de los vehículos. Este modelo de suministro, también a través del Ministerio, resguarda que en el futuro exista una empresa operadora que prestará servicio con dichos buses, independientemente del término de concesión o no de ésta. Así, ambos modelos de adquisición de buses facilitan la llegada de buses eléctricos.
Complementando a la estructura contractual que se estableció para la adquisición de buses, la creación de una visión integral entre distintos actores que facilitara la llegada de buses fue vital. Una coordinación estrecha con las distribuidoras de energía, con los reguladores de electricidad, con entes proveedores de infraestructura de carga y, por supuesto, la voluntad estratégico-política de incorporar los buses, facilitaron la creación de un escenario propicio que resultara atractivo y con riesgos claros tanto para operadores y financistas, pavimentando así el camino que nos permite estar en el lugar donde nos encontramos hoy. El modelo de adquisición de buses eléctricos de Santiago de Chile es un claro ejemplo que demuestra que, con una adecuada coordinación de distintos entes del Estado y con fuerte colaboración estratégica de privados, proyectos innovadores son capaces de ser formulados e implementados.
La próxima llegada de los 992 buses durante el próximo año 2023, marcará una nueva etapa para el sistema de transporte. No sólo en una mayor cantidad, sino los lugares en dónde operarán. Estos buses darán servicio no solamente en las principales avenidas de la ciudad, también circularán en muchísimos barrios de las comunas de Puente Alto, Conchalí, Renca, Recoleta, Independencia y Huechuraba, entre otras comunas, permitiendo así abarcar más usuarios y que más personas accedan a los beneficios de la electromovilidad.
Es así como a lo largo de estos años, de manera sostenida, nuestra capital y Chile, con una sólida estructura administrativa y gubernamental, permitirá lograr una flota de casi 2.000 buses cero emisiones para el 2023, de las mayores del mundo, con un modelo reconocido y que muchas ciudades buscan conocer en profundidad e incluso emular.