SEÑOR DIRECTOR
En la realidad post pandemia es de imaginar que la forma de viajar por la ciudad cambiará. Datos previos mostraban que en Santiago entre 7:30 y 9:00 el 29% de los viajes se hacían en automóvil, un 27% en transporte público y un 4% en bicicleta. Hoy se pronostica que, por el temor al contagio, el uso del automóvil aumentará y el del transporte público disminuirá. También hay indicios de que habrá más viajes en bicicleta. El teletrabajo y la docencia online tendrán sus propias consecuencias. Opiniones de empleadores y trabajadores indican que un tercio mantendrá alguna forma de teletrabajo. No hay claridad sobre qué pasará con la docencia online, pero no es aventurado decir que se intensificará.
Sin embargo, el efecto de esta modificación de comportamiento aún no está cuantificado, pudiendo aumentar la congestión en el transporte, a no ser que haya coordinación entre todos los actores. Por ejemplo, para evitar el hacinamiento en el transporte público y la congestión vial, tanto el teletrabajo como las clases online tendrían que efectuarse en las horas punta, repartiendo las actividades presenciales fuera de esos horarios. Pero si empresas y centros educacionales planifican estas actividades en forma individual y la gestión del transporte no se adapta a las nuevas condiciones, los efectos sobre la congestión serán severos.
Así como se ha velado como sociedad por la seguridad sanitaria, igualmente será necesario hacerlo para no empeorar el transporte urbano post pandemia.
Rodrigo Fernández A.
PhD in Transport, U. London
Fuente: La Tercera, 04 enero 2021