Mora, R., Waintrub, N., y Figueroa-Martínez, C. (2025) An analysis of bus drivers’ interactions with motorists. Accident Analysis & Prevention. https://doi.org/10.1016/j.aap.2025.107964
– ¿Cuál es el gap que buscaban resolver y por qué es importante?
Pocas investigaciones han explorado las reacciones de los conductores de buses ante conflictos en la ciudad y cómo estas reacciones varían según el tipo de vehículo con el que interactúan. Quienes manejan buses de transporte público cumplen un rol fundamental en la ciudad en condiciones demandantes (y estresantes) que exige prestar atención a las condiciones cambiantes de las calles y lidiar con las necesidades de los pasajeros. La evidencia académica ha demostrado que, primero, los conflictos son difíciles de clasificar y estudiar y, segundo, aquellos que involucran a conductores de buses pueden escalar rápidamente en incidentes graves y violencia. Como consecuencia, la gran mayoría de estos incidentes no son reportados a las autoridades, al mismo tiempo que contribuyen a los ya elevados niveles de estrés y fatiga que experimentan los conductores de buses. Si a lo anterior le sumamos un bajo reconocimiento social, el abuso por parte de pasajeros y otros conductores resulta una condición habitual de ser conductor de buses.
– Breve reseña de metodología y datos que utilizaron.
Analizamos una encuesta diseñada por Bicicultura, en la cual se invitaron a conductores de buses a responder preguntas sobre sus experiencias al volante, los conflictos que enfrentan y sus reacciones ante estos. Más de 600 personas empleadas por Buses Vule contestaron la encuesta, lo que equivale a un 4,1% del total de conductores de buses que trabajaban en Santiago en el año 2021. Además, un 8,5% de los participantes eran mujeres, una proporción ligeramente superior a la población de conductoras de buses en la ciudad (5,7%). A partir de los datos obtenidos, estimamos modelos logit mixtos (MMNL) con coeficientes aleatorios y variaciones sistemáticas de preferencias.
– Impacto potencial de los resultados obtenidos en el estado de la práctica y o diseño de políticas de transporte en Chile.
Los resultados sugieren algunos impactos en las políticas públicas. Primero, los datos revelan que la gran mayoría de los conflictos resultan en reacciones pacíficas, las cuales muchas veces no son registradas oficialmente (solo un 11,2% termina en denuncias formales). La acumulación de incidentes menores puede llevar a mayor estrés en los conductores de buses, afectando su desempeño y bienestar. Para acortar esta brecha, se sugiere la implementación de sistemas de monitoreo (e.g., cámaras en vías) junto con métodos de reporte más efectivos y eficaces. Segundo, la escalada más frecuente de los conflictos por parte de los conductores de buses son las reacciones verbales (entre 2,2% y 13.6%), y la violencia física, aunque esta última equivale a menos del 4,5% de los casos. Estas probabilidades varían según edad, donde los más jóvenes muestran una mayor tendencia a confrontaciones físicas que sus colegas más viejos; y género, donde las mujeres muestran una mayor predisposición a reacciones físicas que los hombres. Por un lado, se debe indagar sobre los factores que influyen en las diferencias de comportamiento por género y edad, además de elaborar programas de capacitación enfocados en el manejo de conflictos que reconozcan las diferencias, experiencias y necesidades de cada individuo. Tercero, a nivel de infraestructura es necesario una regulación estricta del uso de carriles exclusivos, con prohibición expresa para taxis, y campañas de valorización social de la labor de los conductores de buses del transporte público.