por Osvaldo Günther Wenzel, Ingeniero civil, Consultor Testing Ingeniería Ltda. Planificación, Transporte Urbano, Diseño Vial, Seguridad Vial y Movilidad Sustentable. Socio Sochitran.
La Participación Ciudadana es un elemento relevante, al analizar cualquier proyecto de transporte urbano, independientemente que sea un estudio estratégico, una prefactibilidad o una ingeniería de detalles. Esta materia ha evolucionado mucho, a partir de los años 1980, cuando se comenzaron a aplicar las metodologías de evaluación proyectos que conocemos, las que inicialmente estaban exclusivamente orientadas a captar los beneficios de los medios motorizados, ajenos a toda consideración urbana.
Como testigo de lo anterior, mientras estuve trabajando en el sector público, participe en las discusiones de dos casos emblemáticos, en que se manifestó públicamente la comunidad, objetando en particular dos iniciativas: una de un corredor de transporte público y la otra de una autopista urbana, los cuales relato en la primera parte de este artículo. Asimismo, menciono someramente otros casos extranjeros, para enfatizar la idea. Posteriormente, mientras ya me desempeñaba en el sector privado, fui testigo de una serie de situaciones, ya sea como consultor, como observador externo, así como en conversaciones con profesionales del sector público o privado, las cuales se sintetizan en la segunda parte de este artículo.
Participación Ciudadana Incipiente. A mediados de la última década del siglo pasado, se anunció un potente sistema de corredores centrales de buses para el Gran Santiago. Uno de dichos ejes fue Gran Avenida, en toda su extensión, lo cual implicaba grandes expropiaciones de muchos locales comerciales. Como resultado aparecieron las banderas negras en todo el eje y, al poco tiempo se me encargó, como representante de SECTRA, participar en las conversaciones con los representantes de la comunidad y de otras instituciones del sector público. Inicialmente fueron conversaciones complejas, pero después de un par de reuniones, en que escuché sus argumentos, los cuales compartía en gran medida, y una vez establecidas las confianzas, comencé a proponerles alternativas, basadas en consolidar un eje Norte Sur paralelo, para dejar el corredor de buses, junto a la calzada Sur Norte unidireccional. Ello nunca se materializó, ya que la autoridad de turno, decidió detener el proyecto. Opino que fue una oportunidad perdida.
Asimismo, como representante de SECTRA, me tocó participar en la revisión del anteproyecto del trazado de Costanera Norte, el cual inicialmente pasaba desde el oriente por el Cerro San Cristóbal, con una pendiente muy elevada y una curva cerrada, lo cual representaba importantes riegos desde el punto de vista de la seguridad vial. Posteriormente desembocaba en el Barrio Bellavista, generando un gran impacto en la trama urbana de un sector residencial, con restaurantes y lugares de interés patrimonial.
Esos planteamientos, y otros, fueron discutidos en mesas de trabajo. En paralelo, y con mucha fuerza, surgió el movimiento ciudadano No a la Costanera Norte, que agrupó a muchas organizaciones, conformadas por residentes de tres barrios, unidos con comerciantes de La Vega Central y Bellavista, incluyendo participantes diversos, en términos socioeconómicos, etarios, valóricos, religiosos y políticos. Los resultados urbanos y ciudadanos del conflicto son muy interesantes, ya que se pudo influir significativamente en dos planos: el proyecto resultante y el sistema de planificación de la ciudad, incorporando el rol de la ciudadanía (Ref 1). Opino que esta experiencia fue sin duda exitosa, tanto desde el punto de vista ciudadano, como técnico.
Ambas instancias son, a mi juicio, ejemplos claros de participación ciudadana en nuestro país, aunque ese concepto aún no estaba sistematizado, como en la actualidad.
Por otro lado, desde mucho antes el concepto participación ciudadana ya estaba presente en otras latitudes. Por ejemplo, cuando en Holanda un par de años después de la segunda guerra mundial, creció exponencialmente el parque automotriz y los accidentes fatales, hubo un gran movimiento ciudadano que culminó con el resurgimiento de las bicicletas. O bien, como me comentó un amigo arquitecto que vivió en Londres en los años 80, para abrir una ventana en el techo de su departamento, y antes de obtener el permiso municipal, tuvo que exponer su proyecto al vecindario.
Consolidación de la Participación Ciudadana. En la segunda mitad del primer decenio del presente milenio, se detectó a nivel del sector público, tanto las autoridades como los equipos técnicos, la necesidad de otorgar formalidad al proceso de participación ciudadana, lo cual culminó el año 2011 con la aprobación de la Ley 20.500 de Participación Ciudadana (Ref 2). Posteriormente, tal como lo relató hace poco Jaime Valenzuela en (Ref 3,) se ha dictado una serie de instructivos y normas, que han buscado perfeccionar el proceso, el cual no está exento de dificultades.
Como todos sabemos los planes estratégicos que surgen de los Planes Maestros de Transporte Urbano (PMTU), son iniciativas de largo plazo, las cuales pueden tardar dos o más décadas en materializarse. Recuerdo que, en una determinada ciudad (Ref 4), la primera intervención de uno de los asistentes a la primera sesión de participación ciudadana, fue literalmente “hace mucho tiempo que venimos escuchando lo mismo, pero no se construye nada y no se nos escucha, venimos a puro perder el tiempo”. Con el tiempo, se fue transmitiendo las ideas, que acogieron iniciativas técnicas y ciudadanas y finalmente se llegó a un robusto plan integral. Se que, varios de sus proyectos, ya se han desarrollado a nivel prefactibilidades o de ingeniería de detalle. Entusiasmado llame a quien fue el mandante y al respecto me contesto: “es cierto que se ha avanzado, pero la gente siente que, igual que no se ha hecho nada”. En efecto, muchos de los convocados en otras instancias de participación ciudadana sienten que “su problema específico” no ha sido resuelto, lo cual es obvio ya que sus necesidades son de corto plazo: falta de un semáforo, accesos al colegio cercano a su casa o de sus hijos, inundaciones, falta de iluminación, veredas malas, etc.
En otra ciudad cercana tuvieron, tuvieron el mismo problema en un estudio de prefactibilidad, por lo que decidieron hacer un conversatorio limitado exclusivamente al sector con los mayores reclamos. Después que los asistentes expusieron su problemática con un excelente diagnóstico, se concretó un par de medidas de bajo costo, del tipo gestión, con lo cual se resolvió los problemas.
Un último caso, en un pequeño poblado del sur del país se hizo un estudio de Movilidad Sostenible, sin ninguna pretensión de hacer un estudio tradicional completo de transporte urbano, pero si se hizo una encuesta origen-destino simplificada. Lo más relevante fueron en este caso los conversatorios, en los que los diversos residentes expusieron sus problemas y anhelos, los que posteriormente fueron procesados por los profesionales del mandante, equipos técnicos municipal y sectorial, además del consultor, y devueltos a la comunidad para su análisis conjunto. Después de varias iteraciones se planteó un conjunto de ideas concretas, de distinta índole, pero absolutamente coherentes entre sí. Finalmente se cuenta con un plan de inversiones de bajo costo, para los próximos 15 años, y que todos los actores sienten como propio.
Comentarios y Reflexiones. A continuación, se sintetiza una serie de ideas, que surgen de los expuesto:
- Es notable la claridad de las personas más sencillas, como por ejemplo los jubilados. Muchas veces esos adultos mayores hacen diagnósticos impecables, lo cual se debe a que conocen a fondo el lugar en que residen, trabajan, hacen trámites o van de compras.
- De hecho, esos adultos mayores participan mucho más que los adultos o jóvenes. ¿Por qué participan menos estos últimos? Tal vez, cuando se enteran de lo que demorará la construcción del proyecto (si es que se pasan todas las etapas hasta obtener el RS), se desmotivan y prefieren dedicar ese tiempo a su familia y descanso.
- Al respecto, es importante convocar a todos los actores relevantes, que pueden ser afectados de una u otra manera por el proyecto, tales como los ya citados, pero con énfasis en los posibles expropiados, representantes de colegios, bomberos, equipamientos, etc.
- Según lo descrito en los casos de los puntos anteriores, la preocupación concreta de muchos asistentes, son los problemas de corto plazo. No sirve responder que algunas de esas materias escapan al alcance de un determinado estudio, porque definitivamente desmotiva, tal como lo describe Javiera Olguín en la Ref (5)
- Para resolver lo anterior se requiere convocar a vecinos de lugares específicos, para escuchar sus problemas concretos y resolverlos con medidas de corto plazo. Para ello, sería necesario reforzar los equipos municipales y ojalá formar equipos con otras instituciones, como por ejemplo la UOCT.
- Finalmente preguntarse ¿qué esfuerzos habría que hacer para acelerar la ejecución de las obras? Al respecto como plantean Tomás Echiburú y Rodrigo Medina en la Ref (6) en cuanto al Ciclo de Vida de los Proyectos y su forma de acortarlo para el caso de las ciclovías, lo cual idealmente debería intentar hacerse extensivo a otro tipo de proyectos.
Referencias bibliográficas
- Autopistas, ciudadanía y democratización: la Costanera Norte y el Acceso Sur, Santiago de Chile (1997-2007). Lake Sagaris. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile y Paulette Landon. Universidad Alberto Hurtado, Santiago, Chile.
- Ley 20.500 SOBRE ASOCIACIONES Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA EN LA GESTIÓN PÚBLICA, del MINISTERIO SECRETARÍA GENERAL DE GOBIERNO, promulgada el 04.02.2011 y publicada el 16.02.2011
- Una sucinta historia de la Participación Ciudadana, Jaime Valenzuela, Boletín Sochitran de Enero 2024
- Actualización Plan de Transporte de Puerto Montt, Etapa II, Trasa Ingeniería Ltda., 2018, Programa de Vialidad y Transporte Urbano
- Participación Ciudadana ¿Cómo nos hacemos cargo de lo recogido?, Javiera Olguín, Boletín Sochitran de Enero 2024
- Metodología para la evaluación social de ciclovías: ¿El huevo o la gallina?, Tomas Echiburú y Rodrigo Medina, Boletín Sochitran de Abril 2024