Comúnmente, se asocia la logística a las grandes cadenas de producción y distribución, donde los puertos -y las ciudades que los acogen- son el ícono indiscutible en la temática. Pero la pandemia vino a acelerar la adopción del comercio electrónico, y hoy ya hablamos de la logística urbana, entendida como los procesos de distribución a una escala mucho más pequeña, pero con volúmenes muy relevantes y que ya está siendo palpable en nuestas ciudades. Julio Villalobos, director del Centro de Transporte y Logística de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB) conversa sobre ambas escalas, y de como se integran estas actividades en el entramado urbano. Pero deja en claro que también la sostenibilidad de estos procesos responden a las dinámicas propias de consumo de la ciudadanía. Y para ello se requiere “un consumidor consciente”, indica.
Existe la idea de que la relación entre las ciudades y los puertos en Chile siempre ha sido friccionada, y que trae más costos que beneficios para los habitantes de esas ciudades. ¿Es así en tu opinión?
Claramente las ciudades-puertos, respecto al impacto de las operaciones de transporte y distribución de carga que suceden en su territorio, poseen un desafío extra en comparación al resto de las ciudades y es que al flujo inevitable de movimientos logísticos necesarios para abastecerse y sostener la actividad económica, de consumo y productiva de su población, en su territorio, se le suma el flujo de circulación de vehículos pesados que supone la actividad portuaria. Esto sucede sin infraestructuras de apoyo para ello y con todas las consecuencias que se asocian a las características de informalidad y precarización que aún la industria del transporte de carga por carretera tiene en nuestro país.
Me ha tocado participar de espacios de reflexión a este respecto y mi impresión es que la comunidad que cotidianamente convive con la congestión, contaminación, uso del espacio público, ruidos y otras externalidades negativas bastante intolerables, efectivamente entienden la importancia para el desarrollo económico del país del comercio internacional, y por lo tanto, del rol estratégico que cumplen los puertos como nodo de transferencia. Se hacen la legítima pregunta de por qué son ellos, en su día a día, quienes han de soportar una dinámica que se percibe como zona de sacrificio.
Si las particularidades de estar integrados tan estrechamente con la dinámica logística del comercio internacional de todo un país genera más costos que beneficios para la comunidad de las ciudades-puerto, es algo que no puedo dimensionar de forma general. Pienso que la evaluación dependerá de las realidades particulares de cada una de ellas y de su capacidad de participar, de sentir como propia esta actividad y de cómo la logística portuaria entiende al territorio que la acoge.
¿Cómo mejorar esta relación de las ciudades-puerto desde la planificación urbana? ¿Qué herramientas existen? ¿Hay ciudades que sean referentes en la materia?
Lo primero a mencionar es que la eficiencia, competitividad y sustentabilidad de las cadenas logísticas de comercio exterior exige poner especial atención a los estándares de operación en los procesos de intercambio modal que se dan en los puertos y su territorio. A nivel global, las buenas prácticas de gestión de cadena de abastecimiento han aportado un enfoque de negocios que dan orientación y guía a todos quienes participan de estos procesos. Hoy día este enfoque se sustenta principalmente en la innovación con base tecnológica y en el manejo sofisticado de información y su integración. Dicho esto, a nuestro parecer el punto de partida ineludible es comprender, de forma más precisa, la dinámica de un sistema complejocomo lo es el movimiento de carga en las ciudades-puerto. Se requiere de la integración, análisis y disposición de la mayor cantidad de datos (públicos y privados) que determinan a dicho sistema. En la era de la transformación digital, las posibilidades de mejora, así como las oportunidades de desarrollo de nuevos servicios logísticos, vienen dadas por la posibilidad de medir los procesos operativos y las condiciones territoriales en que dichos procesos logísticos se desenvuelven, capturando su dinámica y posibilitando la predicción de su tendencia. A partir de esto, el construir espacios de participación caracterizados por la transparencia y la confianza, para desarrollar medidas de planificación urbana efectivas y transformadoras, es el camino que nosotros creemos necesario para este enorme desafío.
Ejemplos de integración puerto-ciudad exitosos hay muchos y variados, particularmente en el mundo desarrollado tanto del oriente como del occidente. Pero yo quisiera destacar que las buenas prácticas internacionales son necesarias revisarlas una vez que se comprenda en mucha mayor profundidad las características territoriales, las dinámicas operativas específicas, las competencias locales y la mirada de futuro que cada ciudad-puerto ha sido capaz de definir, de lo contrario seguiremos en un proceso de ensoñación urbana sin sustento real.
¿Puede ser el tren la gran solución para la entrada y salida de la carga desde los puertos en Chile?
Sin lugar a dudas, el tren es una alternativa modal fundamental para toda actividad logística y particularmente para los flujos de carga desde y hacia los puertos. En múltiples espacios y foros especializados existe el consenso de que nuestro país debe hacer un esfuerzo para potenciar este modo, debido a los enormes beneficios económicos, ambientales y sociales que esto implica. Sin embargo, el asunto es bastante más complejo y tiene que ver con la forma en que hoy consumimos y la tendencia de décadas en que se han diseñado y operado las cadenas de abastecimiento. Los paradigmas de mínimos stocks, flexibilidad y agilidad en la respuesta a las demandas de los consumidores requiere procesos de transporte y transferencia modal rápidos y flexibles, y en ello el camión ha resultado insuperable, no sólo en nuestro país, sino que esto es una característica global. El tren es una alternativa fundamental, necesaria e imprescindible en el diseño de cadenas de suministro sustentables, pero está muy lejos de ser la gran solución. La gran solución es una red de servicios logísticos complementarios, integrados, flexibles, y al servicio de un consumidor consciente de que sus decisiones de compra determinan de forma directa la sostenibilidad o no del país y el territorio que habita.
En cuanto a la logística urbana, durante la pandemia vimos un crecimiento explosivo de los servicios de compra por internet y entrega a domicilio. ¿Como debiésemos adaptar nuestras ciudades para estos fenómenos emergentes, desde el punto de vista de la movilidad?
Lo primero a decir es que los vehículos de carga compiten por la capacidad de las calles y estacionamientos con el transporte de pasajeros y contribuyen de manera significativa a la congestión, deterioro de pavimentos y externalidades medioambientales como lo son las emisiones y el ruido. Estas molestias no solo impactan en la vida de las personas que viven o trabajan en las ciudades, sino también a la productividad de las empresas ubicadas en cada territorio y a las cadenas de suministro asociadas. Pero el sentido profundo de todo lo dicho es sostener el estilo de vida, el consumo y los abastecimientos requeridos por todos los habitantes de una ciudad en su camino de desarrollo personal.
A pesar de todo lo anterior, el transporte urbano de mercancías no ha constituido un foco de atención en el estudio de la movilidad en las ciudades ni en los planes de desarrollo urbano. A esto se suman las tendencias a la urbanización y el cambio de patrones de consumo hacia canales intensivos en transporte, como lo es el comercio electrónico. Todo lo anterior hace inevitable considerar la logística urbana como un eje central y estratégico de cualquier política de desarrollo urbano.
Todo lo dicho se ha intensificado con la pandemia, a niveles que estaban absolutamente previstos, pero en unos tiempos asombrosamente breves. La aceleración de este fenómeno exige de todos los actores una adaptación urgente, y las ciudades requieren dar visibilidad, importancia y condiciones adecuadas para un despliegue sano y armónico del fenómeno de la logística urbana post pandemia.
¿Cuál es el rol que debería jugar el sector privado (retail, aplicaciones de delivery, etc.) en la logística urbana?
Todo actor del ecosistema logístico en las ciudades tiene un rol fundamental: consumidores, autoridades territoriales y ciertamente las organizaciones productivas, comerciales y de servicios. Específicamente el sector privado, entendido como las empresas involucradas directamente en la dinámica de los abastecimientos de las ciudades, históricamente han sido las responsables de diseñar cadenas que den respuesta a las cambientes necesidades y requisitos de consumo de la población. Hoy, en el contexto histórico-comercial ya descrito, a estas cadenas se les exige servicios cada vez más exigentes en términos de velocidad, flexibilidad, sustentabilidad y costo. Éste es su rol central y a partir de esas necesidades explícitas es que surgen, para ellos, enormes posibilidades de captura de valor a través del desarrollo de modelos de negocios innovadores que se complementen e integren a las cadenas tradicionales.
¿Hacia donde evolucionará la logística urbana? ¿Qué herramientas tecnológicas se van a introducir en el futuro?
Si entendemos al ecosistema de la logística urbana como la suma de activos que diversos actores disponen para abastecer a la población de todos los bienes y servicios necesarios para el despliegue de sus potencialidades en un entorno complejo y en desarrollo como son las ciudades, la evolución de la logística urbana deberá dar respuesta a la evolución de la sociedad en su conjunto, particularmente respecto de sus requisitos en las formas de abastecerse, relacionarse y vincularse.
En cuanto a las herramientas o abordajes sobre las cuales se desplegará la logística urbana en el futuro, claramente la digitalización y la llamada logística 4.0 son el primer paso del futuro. El uso intensivo y profundo de todos los datos que se registran en los procesos que componen las diversas cadenas de abastecimiento urbanas serán la base para construir eficiencia, sostenibilidad y el desarrollo de nuevos servicios, esto en base a big data, inteligencia artificial, machine learning y otras.
Otra megatendencia que, creemos, será parte de la logística urbana del futuro, son los servicios logísticos desarrollados a partir del abordaje que la economía colaborativa ha desplegado los últimos años, me refiero a la crowdlogistics o crowdshipping, es decir, cómo participan las personas en los procesos de abastecimiento y distribución en remplazo de la tercerización tradicional en empresas proveedoras de servicios logísticos.
Por último, cabe decir que la integración, optimización y coordinación de los activos y procesos que todos los actores participantes del ecosistema disponen cotidianamente al entorno, a través de los despliegues tecnológicos en desarrollo, serán parte del futuro de la logística en las ciudades y creemos que aquí están las mayores posibilidades de ganancias en eficiencia y sostenibilidad.