El tráfico de pasajeros en rutas nacionales en el periodo enero-noviembre de 2017 creció un 6,1% comparado con igual periodo del año anterior. A simple vista, este crecimiento no pareciera particularmente exorbitante ni alejado del crecimiento de un 6,3% que tuvo el mercado latinoamericano en el año 2016. Sin embargo, si miramos en detalle al periodo agosto-noviembre, el crecimiento respecto al año anterior casi se duplica llegando al 11%. Una posible explicación a este explosivo crecimiento se podría atribuir a la aparición de la nueva aerolínea Jetsmart que vino a revolucionar el mercado aéreo nacional, ofreciendo pasajes a un precio muchas veces inferior al pasaje de bus. Esto se suma al nuevo modelo low cost que comenzó a implementar Sky a mediados de marzo.
La arremetida de las low cost pareciera que entregó, no solamente, mayores opciones para volar a los antiguos pasajeros, sino que también abrió las posibilidades de que personas, que antes no tenían acceso a volar, lo hicieran.
Así como la puesta en marcha de Transantiago democratizó el metro, pareciera ser que las low cost han empezado a democratizar el transporte aéreo, aumentando no solo el volumen de pasajeros, si no también transformando su composición hacia un perfil de viajeros con fines turísticos o familiar.
Existen, sin embargo, al menos tres factores que constituyen posibles obstáculos para que esta demanda continúe creciendo: i) altas tasas de embarques, ii) inadecuada accesibilidad hacia y desde los aeropuertos y iii) déficit en infraestructura aeroportuaria.
Las tasas de embarque han permanecido fijas desde el año 2001 reajustándose por variación de inflación. En la actualidad, en el aeropuerto de Santiago esta tasa asciende a $7500 pesos por pasajero embarcado para vuelos domésticos, el que muchas veces supera a la tarifa misma del pasaje.
La accesibilidad a los aeropuertos también se debe mejorar. Actualmente la mayoría de los aeropuertos en el país carecen de servicios de transporte público de buses que conecten el aeropuerto con las ciudades de manera económica, confiable y cómoda. De esta forma, resulta usual que la mayoría de los viajeros accedan a éste a través de taxi, Uber o automóvil.
Para ilustrar estos dos puntos, consideramos un pasajero que viaja entre Santiago y Puerto Montt (solo ida) el sábado 10 de marzo de 2018. Haciendo una búsqueda rápida en internet, encontré para la fecha indicada pasajes de avión a $10.000. Sin embargo, esta persona deberá primero pagar $7.500 en tasas al momento de comprar el pasaje más el costo de acceso. El costo mínimo para acceder o egresar desde/hacia el aeropuerto El Tepual de Puerto Montt a la ciudad es de $12.000 en taxi o $2.500 en un bus al centro de la ciudad al cual habría que agregar el costo del transporte desde el centro hasta el destino. Suponiendo un costo similar para acceder al aeropuerto de Santiago uno podría considerar en el escenario más optimista un costo total de acceso de $5.000. Es decir, $12.500 extras sin considerar el tiempo perdido, la comodidad, ni los transbordos.
Como tercer punto se necesita mejorar la infraestructura. En lo referente a terminales, se debe pensar en el futuro, con diseños que sean capaces no solamente de absorber la demanda, sino que se adapte a los nuevos pasajeros, con terminales modulares en donde se privilegie la auto-atención con quioscos para hacer checkin o sistemas de self bag drop, por sobre los counters tradicionales. Se requiere también dotar de sistemas ILS, el cual permite que un avión aterrice con poca visibilidad, a varios aeropuertos en el país, siendo el más crítico el caso de Puerto Montt. Solamente en el invierno de 2017 más de 7500 pasajeros se vieron afectados por retrasos y cancelaciones de vuelos en este aeropuerto.
Resulta necesario seguir potenciando el transporte aéreo de pasajeros. Las aerolíneas, al menos las low cost, parecen haber hecho su trabajo. Es hora que tanto la autoridad como los aeropuertos contribuyan con su parte.