EDITORIAL
Ante el anuncio acerca de la obligación de que los diferentes agentes mitiguen los impactos generados por sus proyectos, surgen las siguientes preguntas ¿Son las obras a evaluar consistentes con una visión de ciudad sustentable y sostenible? ¿El mero hecho de mitigar es suficiente para el logro del máximo bienestar social declarado por la autoridad? ¿Cómo se consigue que las medidas mitigatorias y compensatorias realmente lleguen a los afectados y no generen más problemas en otros lugares y momentos? Habrá que indagar cuán holístico es el alcance de la nueva normativa.
Alejandro Tudela
Editor