Por Rodrigo Quijada
El viernes 5 de mayo, en un cálido primer plenario del año, tuvimos la visita de la nueva Ministra de Transportes y Telecomunicaciones Paola Tapia, primera mujer en ostentar el cargo, abogada PUC (y casi ingeniero, como confesó a poco andar). Asistió acompañada del Subsecretario de Transportes y de varias autoridades del Ministerio, algunos de ellos socios de SOCHITRAN. La Sociedad, por su parte, estuvo representada por casi 40 socios, entre ellos dos ex-subsecretarios de la cartera.
En casi dos horas de actividad, la ministra expuso su visión sobre varios de los desafíos que enfrenta el ministerio en el futuro próximo y se dio tiempo para escuchar y contestar los comentarios que varios socios plantearon.
Comenzó por destacar que su gestión será una de “puertas abiertas”, cuestión que se ha mostrado ya en los hechos con una extensa ronda de reuniones con muchos de los actores del transporte (estando esta cita con SOCHITRAN en ese contexto. Su gestión, declaró, estará basada en tres pilares: integración (entre modos y territorial), seguridad y tecnología.
Transantiago, cómo no, se llevó parte importante de la atención. En ese tema, destinó parte de su presentación a repasar algo de su historia, en particular mostrando algunas de las mejoras que ha significado Transantiago frente al antiguo sistema de transporte público de Santiago: mayor cantidad de infraestructura dedicada, sistema integrado entre buses y metro, integración tarifaria, mejores condiciones laborales de conductores, etc. Recalcó que, en su visión, no nos debemos dejar llevar por ilusorias dicotomías -por ejemplo, entre buses y Metro como se está dando en la prensa-, sino más bien fomentar la intermodalidad y complementariedad de modos. Respecto de los nuevos contratos de concesión de vías, detalló cómo fue el proceso de definir si avanzar en ellos o postergarlo y explicó que la decisión de que la licitación debe ser ahora se tomó no por una posición dogmática sino pragmática: la alternativa sería negociar los contratos vigentes y eso sería carísimo para el Estado, además de postergar innecesariamente los beneficios que las mejoras traerán a los usuarios. Las nuevas bases de licitación tendrán un fuerte énfasis en la reducción de la evasión nombrando un coordinador dedicado a la tarea, incorporando mejoras en la malla de recorridos y aumentando los incentivos al servicio elevando el techo de las multas de 3% hasta 10% en algunos casos. Los socios valoraron particularmente otro punto clave que ella destacó: que el Estado se hará cargo (al menos parcialmente) del tema de los terminales. Y si es parcial y no total, dijo, es para incorporar el aprendizaje de los problemas que produjo el “big bang” al inicio del Transantiago.
Los asuntos legales e institucionales fueron también de gran interés. La ministra hizo notar lo difícil que es avanzar en ciertas materias como los fotorradares cuando requieren necesariamente pasar por el Congreso y allí es sabido que no están los votos disponibles. En tal sentido, cambios institucionales son aún más resistidos por una fracción parlamentaria, lo que demandará grandes esfuerzos llegar a cuestiones tan anheladas como una Autoridad Metropolitana de Transporte.
Nuestro celoso énfasis en la evaluación social de proyectos, fue otro tema conversado. Los socios mostraron su preocupación por el sesgo de las metodologías, que muchas veces terminan fomentando el uso del auto en contra de la política buscada. Incluso entorpecen los proyectos pro transporte público, como estaría siendo el caso con el emblemático proyecto Alameda-Providencia y como se deriva de algunas de las disposiciones del borrador de la metodología de los nuevos IMIV.
Otro tema que alcanzó a tratarse fue la seguridad vial. Nos contó la ministra que, por primera vez en años, durante este mes sesionará el comité de ministros de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito, buscando validar un nuevo diagnóstico sobre la materia y sentar las bases para el planteo de una nueva política de seguridad de tránsito.
En un giro inusual en nuestros plenarios, la visita de la ministra motivó en los socios una pequeña “introspección crítica” en lo relativo a nuestra responsabilidad en educar y comunicar ideas importantes a la ciudadanía. Debemos ser más activos y “parlantes”, más preocupados de “entrenar” a la prensa -en el mejor sentido de la palabra-, pero aún más importante, debemos entrenarnos a nosotros mismos en el fino arte de “hablar en sencillo”; tenemos que ser capaces de llegar con mensajes comprensibles a la ciudadanía.
A pesar de las poco más de dos horas en la actividad, la propia ministra reconoció la variedad de temas que no se alcanzó a comentar en mayor profundidad, como transporte aéreo, transporte de carga y otros, los cuales se ofreció a abordar en una nueva actividad a desarrollar en el futuro próximo. Junto con agradecer a la ministra por su visita, quedamos entonces con el desafío de organizar la siguiente para seguir avanzando en la discusión.