por Ariel López, socio Sochitran. Ingeniero en Transporte, con experiencia en gestión municipal y evaluación de los procesos de licencias de conducir. Dr(c) en Territorio, Espacio y Sociedad de la Universidad de Chile. Consejero del Consejo Nacional de Desarrollo Territorial.
En las últimas semanas, las autoridades han anunciado una serie de medidas para enfrentar la alta demanda en la renovación de licencias de conducir. Esta situación surge debido al término de las prórrogas otorgadas durante la pandemia, las cuales permitieron postergar la renovación de licencias vencidas entre 2020 y 2024. No obstante, las soluciones propuestas presentan una serie de dificultades que podrían agravar la situación, en lugar de resolverla.
Primero, es importante comprender que existen dos tipos de demandas que no deben ser tratadas de la misma forma: la demanda habitual y continua de renovación de licencias, y la demanda acumulada que surge de los aplazamientos. Mezclar ambos procesos sólo genera confusión y colapsa los sistemas municipales, que ya funcionan de manera lenta pero estable. La respuesta más adecuada es separar estos flujos, manteniendo el procedimiento regular y creando un proceso paralelo, específicamente diseñado para atender a quienes deben renovar tras el aplazamiento.
En segundo lugar, la posibilidad de renovar la licencia en cualquier municipio del país ignora una realidad operativa compleja. Cada municipio cuenta con sistemas de información sólo de sus propios vecinos, sin interconexión con otros municipios. Solicitar datos de personas de otras comunas es un proceso lento y manual, que puede demorar desde varios días hasta meses. Esta medida que hoy se realiza cada vez que un vecino se cambia de residencia, si se masifica, en vez de agilizar el proceso, sólo añadirá más carga de trabajo a los funcionarios y retrasará la atención al público.
Un tercer aspecto es la idea de habilitar módulos móviles o temporales para la atención. Si bien esto puede funcionar para trámites rápidos, como el pago del permiso de circulación, la renovación de licencias es un proceso que toma varias horas e incluso puede dividirse en días. Las personas tendrían que esperar largas horas en condiciones incómodas e inseguras y ahora que se viene el invierno con frío, generando molestias innecesarias a las personas.
Por otro lado, es necesario considerar la cultura de funcionamiento municipal. Los procesos de renovación de licencias son mayoritariamente manuales y los funcionarios llevan años trabajando bajo estos procedimientos tradicionales. Cambiar el modelo de atención sin una adecuada modernización y sin recursos suficientes sólo aumentará el estrés de los funcionarios y ralentizará aún más los trámites.
Además, permitir que las personas puedan renovar sus licencias en cualquier comuna generará un desorden innecesario. La gente comenzará a desplazarse a las comunas que consideren más rápidas, provocando saturación y afectando tanto a los vecinos de esas comunas como a los visitantes, sin lograr una mejora real en la eficiencia.
Ante este escenario, se proponen las siguientes soluciones:
1. Identificar y separar problemas, en este caso separar los flujos de atención permite mantener el proceso regular para quienes deben renovar en fecha normal y generar un proceso complementario para atender la demanda acumulada por aplazamientos. Este proceso paralelo podría incluir horarios extendidos o atención en días adicionales, como los sábados.
2. En lo inmediato, no promover que las personas vayan a otros municipios a renovar porque eso incorpora más tareas al proceso: en el municipio nuevo que debe solicitar antecedentes y al municipio anterior que debe enviar los datos, recargando el proceso y aumentando el tiempo de espera.
3. También se debe evitar que las personas deban solicitar horas presencialmente, para evitar aglomeraciones, pérdidas de tiempo y molestias innecesarias se debe implementar un sistema online que asigne fechas y horas de atención de manera automática para quienes tienen licencias aplazadas, utilizando un sistema unificado con clave única para todos los municipios a nivel nacional. Hasta la fecha asignada por el sistema para su renovación, la licencia debería ser considerada válida.
4. En el corto plazo, aplicar la misma lógica para todas las renovaciones normales: que 15 días antes del vencimiento, el sistema entregue una fecha y hora concreta para la atención, de modo que los usuarios solo deban acudir el día asignado, sin hacer filas ni consultas previas.
5. En el mediano plazo realizar un diagnóstico profundo del proceso actual y optimizarlo porque el proceso evalúa cosas innecesarias y no evalúa otras cosas importantes como las condiciones psicológicas del conductor, motivo por el cual tenemos un alto nivel de violencia vial. Hoy en día, el proceso puede demorar entre cuatro y seis horas, pero mediante un rediseño y optimización del proceso se podría reducir a una hora.
La clave de estas propuestas es trasladar la espera hacia el hogar, de forma digital, y no a las puertas de las municipalidades. Esto evita aglomeraciones y situaciones caóticas que, como se ha visto en otros procesos públicos masivos, pueden llegar a ser peligrosas y altamente desagradables para los vecinos.
El problema de la renovación de licencias no es solo un desafío de capacidad de atención, sino un síntoma de deficiencias estructurales en la planificación y gestión pública al no contar con procesos y sistemas unificados. En lugar de implementar soluciones parciales y mal diseñadas, es urgente repensar el proceso de forma integral, reconociendo la experiencia y cultura municipal, evaluando y optimizando procesos, incorporando tecnología, y sobre todo respetando el tiempo y la dignidad de las personas afectadas.