La drástica caída del precio del petróleo registrada en los últimos días podría tener un efecto positivo: que la tarifa del Transantiago no aumente por meses, según reveló a “El Mercurio” el ingeniero civil Juan Pablo Montero, presidente del Panel de Expertos, entidad que fija el valor del pasaje. Esto se debe a que el precio del crudo es uno de los factores con los que se calculan los costos del sistema, y al caer, también baja la posibilidad de un alza tarifaria.
En el llamado “indexador”, que es el mecanismo que por ley engloba las variables para el precio del pasaje, también hay otros criterios a ponderar, como el dólar, el IPC y la mano de obra, Aunque la ministra de Transportes, Gloria Hutt, afirma que “la declaración del panel es importante”, enfatiza que la pandemia ha generado un escenario incierto. “No sabemos es cuál es la proyección de precios, en cuánto se va a traducir esta rebaja (del petróleo) ni cuánto va a durar.
Así que si bien creemos que hay una baja de precios, no sabemos cuál será la extensión”. “Hay que ser cautos, pero por ahora pareciera que la proyección que ya incluía la baja del precio del diésel anticiparía que no se active el indexador de tarifa”, agrega. ¿ Y el dólar? Hutt dice que el costo del pasaje “también tiene como componente el valor del dólar, que ha ido al alza, así que puede haber una compensación. El resto son los precios de los insumos, la mano de obra, por ejemplo, o el TPC.
La combinación de todo eso podría mantener la taria sin variación, pero es algo que hay que evaluar mensualmente”. En el caso de la divisa, su valor ha subido los últimos meses, y ayer se cotizaba a $858. A todo esto se suma la demanda, que en el sistema integrado de transportes se redujo 72%, lo que implica una menor recaudación y, por ende, un funcionamiento más caro.
Para Juan Carlos Muñoz, director del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la UC, es importante el impacto que pueda tener esta disminución de pasajeros, “El cómo vamos a poder enfrentar en el mediano plazo el financiamiento del sistema, si se podrán ajustar los costos por aquí y por allá.
Pero esta baja relevante de la demanda es el gran impacto”. A juicio de Rodrigo Troncoso, investigador de transporte del Instituto Libertad y Desarrollo, en el corto plazo, la baja demanda significa que “si hay menos viajes, hay menos gastos, pero eso no es sustentable en el tiempo porque los costos reales de mover los buses y el metro deben ser compensados de alguna forma y este nivel tan bajo de uso no es para lo que fue diseñado el sistema”. En ese sentido, agrega que “pensando en unos meses y en que el Transantiago seguirá funcionando quizás con mayor frecuencia si crecen los usuarios, eso requerirá ajustarse costos que estén teniendo los operadores y los ingresos que tenga el sistema, lo que significaría mayores gastos”.
Fuente: El Mercurio