EDITORIAL
Cuando se estudia con cierta profundidad la problemática del transporte urbano rápidamente se puede concluir que existe consenso en que el problema del movimiento de personas y bienes es más o menos grave en función de cómo es la relación entre la oferta de transporte y la distribución espacial de las personas y las actividades (usos de suelo). Por lo tanto, soluciones basadas en modificar solamente la oferta no resuelven el problema de fondo o incrementan o generan nuevos problemas. Peor es la situación si las acciones se concentran en parte de la oferta de transporte, como las autopistas urbanas, sin controlar u orientar los usos del suelo. Ante un hecho tan claro es sorprendente que después de cuatro décadas de existencia de la ingeniería de transporte en el Chile todavía no hayamos podido transmitir a las autoridades, ex autoridades y líderes de opinión la importación de esta interacción transporte-usos de suelo y la necesidad de abordar ambas dimensiones del problema si queremos lograr ciudades vivibles.
Mauro Huenupi
Editor